12/25/2024

fanfic UN NUEVO AMANECER PARA CANDY. El Legado en sombra ~ Capítulo 4

 

Capítulo 4

La verdad detrás de las palabras


La mañana en el Hogar de Pony amaneció tranquila, con el suave canto de los pájaros acompañando la luz dorada que bañaba los campos. Candy, después de su agitada noche, decidió comenzar el día con la misma energía que siempre la caracterizaba. No quería preocupar a la señorita Pony ni a la hermana Lane con su malestar emocional, especialmente ahora que tenían huéspedes tan importantes en casa.

 

Daniel y Miranda ya estaban despiertos y sentados en la mesa, disfrutando de un sencillo desayuno preparado con cariño por las cuidadoras del hogar. Candy, como siempre, irradiaba calidez y amabilidad mientras les servía un poco más de té, intentando disimular el leve cansancio en su rostro. A pesar de todo, algo en el ambiente se sentía diferente, como si una sombra invisible envolviera la estancia.

 

—Espero que hayan descansado bien —dijo Candy con una sonrisa ligera—. El día de hoy está perfecto para dar un paseo por los alrededores. Tal vez quieran conocer un poco más de la historia del Hogar de Pony.

 

Daniel y Miranda intercambiaron miradas furtivas. Parecían nerviosos, como si estuvieran constantemente al borde de decir algo, pero nunca se atrevieran. Candy, con su sensibilidad habitual, notó esta tensión, pero decidió no presionar. Sabía que el verdadero motivo de su visita aún estaba por revelarse, y que cualquier conversación casual podría ser el preámbulo de algo mucho más profundo.

Después de desayunar, Candy los llevó a dar un paseo por los jardines y los campos que rodeaban el orfanato. El sol brillaba con fuerza, y el aire limpio parecía revitalizar tanto a los periodistas como a Candy. Los niños del Hogar jugaban a lo lejos, sus risas llenaban el ambiente con una alegría despreocupada que contrastaba con la ansiedad latente en los dos jóvenes periodistas.

 

Finalmente, en un pequeño claro rodeado de árboles, Daniel detuvo el paso, mirando fijamente a Candy. Había algo en su expresión que parecía haber cambiado, como si estuviera luchando consigo mismo para tomar una decisión importante.

 

—Candy, creo que es hora de que te contemos la verdad —dijo Daniel, su voz sonaba ligeramente temblorosa —. No podemos seguir ocultándolo más.

 

Candy lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación. Miranda, por su parte, se mantenía en silencio, pero su expresión confirmaba que lo que estaban a punto de decir no sería fácil de escuchar.

 

—No somos sólo dos simples escritores en busca de historias —continuó Daniel, evitando la mirada de Candy mientras hablaba—. Somos periodistas... y estamos huyendo.

 

La confesión cayó como una losa sobre Candy, que al principio no supo cómo reaccionar. El brillo en los ojos de Daniel y Miranda había desaparecido, reemplazado por una sombra de cansancio y miedo. Candy, instintivamente, dio un paso hacia ellos.

 

—¿Huyendo? —preguntó, su voz suave, aunque inquieta—. ¿De quién? ¿Por qué?

 

Miranda fue la que tomó la palabra esta vez. Su voz, normalmente calmada, ahora temblaba de emoción contenida.

 

—Hemos estado cubriendo la pandemia de la gripe española, algo que está completamente censurado en muchos países, especialmente en aquellos que participaron en la guerra. Los gobiernos no quieren que se sepa la magnitud real de la enfermedad, no quieren que la gente entre en pánico. Nosotros... nosotros decidimos arriesgarlo todo para contar la verdad.

 

Candy los escuchaba con atención, sintiendo una mezcla de admiración y preocupación por ellos. Sabía muy bien lo peligrosa que podía ser la censura, y lo que significaba enfrentarse a autoridades que intentaban ocultar la verdad. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse por qué habían elegido el Hogar de Pony para refugiarse.

 

—Nosotros publicamos un informe —continuó Miranda—. Lo hicimos llegar a varios medios de prensa y... las repercusiones fueron inmediatas. No sólo nos persiguen por traición, sino que han puesto un precio a nuestras cabezas. Sabíamos que el único lugar seguro sería uno lejos de la atención pública, y por eso acudimos a Albert. Él nos ayudó a encontrar este lugar, creyendo que aquí estaríamos a salvo.

 

Candy permaneció en silencio, procesando todo lo que acababa de escuchar. Albert siempre había sido alguien dispuesto a ayudar a los demás, y no le sorprendía que hubiera ofrecido su protección a Daniel y Miranda. Pero la gravedad de la situación era mucho mayor de lo que había imaginado. Las autoridades los estaban buscando... y el Hogar de Pony podría estar en peligro por ello.

 

—¿Y qué piensan hacer ahora? —preguntó finalmente, con una mezcla de preocupación y empatía en la voz—. No pueden quedarse escondidos para siempre.

 

Daniel soltó un suspiro profundo, y por un momento, pareció más vulnerable de lo que Candy lo había visto hasta entonces.

 

—No lo sabemos —admitió—. Creímos que aquí estaríamos seguros por un tiempo, pero las cosas parecen estar empeorando. No sólo por nosotros, sino por lo que está sucediendo en el resto del mundo. La gripe se está extendiendo más rápido de lo que nadie había previsto, y aunque hemos tratado de dar a conocer la verdad, parece que estamos luchando contra una marea imparable.

Candy sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía lo devastadora que era la gripe española; había visto los estragos que había causado entre los pacientes que había atendido. Pero escuchar de primera mano lo que estaba sucediendo en el mundo, y saber que Daniel y Miranda estaban dispuestos a arriesgar sus vidas para informar al público, la hizo admirarlos aún más.

 

—Voy a ayudarles —dijo Candy, con una determinación que sorprendió a ambos periodistas—. No sé cómo, pero lo haré. Albert está en Italia, ¿verdad? —Los dos asintieron—. Entonces lo encontraremos. Pero por ahora, deben quedarse aquí. Intentaremos mantenerlos a salvo.

 

Daniel y Miranda se miraron con gratitud, aunque la preocupación seguía en sus ojos. Sabían que no podían quedarse para siempre, pero en ese momento, el ofrecimiento de Candy era el único rayo de esperanza que tenían.

 

De regreso al Hogar, Candy no podía dejar de pensar en las implicaciones de todo lo que había descubierto. Sabía que la situación era peligrosa, tanto para los periodistas como para los niños del orfanato. Pero, al mismo tiempo, no podía abandonar a Daniel y Miranda a su suerte. Algo en su corazón le decía que debía ayudarlos, tal como lo había hecho Albert con ella en el pasado.

 

Al anochecer, cuando todo parecía en calma nuevamente, Candy se asomó por la ventana de su habitación, mirando el vasto cielo estrellado. Sabía que el futuro era incierto, pero tenía una certeza: no estaba sola en esta lucha. Y con Albert, los periodistas y su propio coraje, enfrentaría lo que viniera.





Todos los derechos reservados de la obra
CANDY CANDY
Pertenecen a sus respectivas autoras y editoriales
© Yumiko Igarashi · Keiko Nagita · Kodansha, Ltd. & Toei Animation Co., Ltd.
Japón 1975
 
 
 
 
UN NUEVO AMANECER PARA CANDY
El legado en sombras
 
Es una idea original de
© José Antonio Godoy Rivero [Tsukino]
España 2003 / 2024
 
Novelización
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