12/25/2024

fanfic UN NUEVO AMANECER PARA CANDY. El Legado en sombra ~ Capítulo 3

Capítulo 3

Ecos del pasado


La noche había caído completamente sobre el Hogar de Pony, y el silencio sólo era interrumpido por el suave ulular de los búhos y el susurro del viento que se colaba entre los árboles. El cansancio del día hacía mella en Candy, que, tras ayudar a acomodar a Daniel y Miranda en la habitación de invitados, se retiró a la suya propia. Aunque el cuerpo pedía descanso, su mente no dejaba de divagar.

 

Acostada en su cama, miró al techo, donde las sombras danzaban con la luz de la luna. Intentaba recordar el rostro de Anthony, aquel primer amor que aún vivía en sus recuerdos. Desde su muerte, Candy había tratado de seguir adelante, pero en noches como esta, cuando el silencio la envolvía, los recuerdos volvían a aflorar con fuerza, y con ellos, una tristeza profunda que aún no lograba disipar del todo.

 

También pensó en Terry, ese amor intenso y doloroso, que la había marcado tanto como Anthony. Los sentimientos por él habían sido tan complicados como apasionados, y aún hoy, a pesar del tiempo, a veces se preguntaba qué habría sido de su vida si las cosas hubieran sido diferentes.

 

El cansancio fue finalmente más fuerte, y poco a poco, Candy cayó en un sueño profundo. Pero no fue un sueño de paz. Al contrario, esa noche, sus pensamientos dieron paso a un sueño vívido, casi tangible.

 

Candy se encontraba de nuevo en la colina donde tantas veces había corrido de niña, aquel lugar que había sido testigo de tantas risas y lágrimas. El aire era fresco, y el olor de las flores silvestres llenaba sus sentidos. El sol brillaba en lo alto, pero había algo extraño en todo aquello: una sensación de irrealidad, como si estuviera atrapada en un recuerdo lejano.

 

De repente, una figura familiar apareció entre las flores, caminando hacia ella con paso seguro. Su corazón dio un vuelco al reconocerlo. Anthony. Su cabello dorado brillaba bajo la luz del sol, y su sonrisa era tan dulce como la recordaba. Parecía más joven, tal y como era cuando lo perdió.

 

—Candy —dijo él, con esa voz suave que tanto extrañaba—. Ha pasado mucho tiempo.

 

Candy intentó hablar, pero las palabras se atoraron en su garganta. La emoción de verlo de nuevo, aunque fuera en un sueño, era demasiado abrumadora. Quería correr hacia él, abrazarlo y asegurarse de que era real, aunque sabía que no podía ser.

 

—Anthony... —fue todo lo que logró decir, mientras las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos.

 

Él se acercó, tomando suavemente su mano entre las suyas. Su tacto era cálido, pero también efímero, como si pudiera desaparecer en cualquier momento.

 

—Siempre estaré contigo, Candy —dijo, mirándola con esa intensidad que la había cautivado desde el primer momento—. No importa cuántos años pasen, estaré en tu corazón. Pero debes dejarme ir. Tienes un camino por delante.

 

Candy asintió, aunque el dolor en su pecho se hacía cada vez más fuerte. Sabía que Anthony tenía razón, pero dejarlo ir completamente era algo que no había logrado hacer. ¿Cómo olvidar a alguien que había significado tanto?

 

De repente, la escena cambió. Las flores de la colina se desvanecieron, y en su lugar apareció el teatro, ese lugar donde su corazón había latido con tanta fuerza al ver a Terry por primera vez. El sonido de los aplausos llenaba el aire, y el rostro de Terry emergió entre la multitud. Alto, imponente, con esa sonrisa irónica y el toque de melancolía que siempre lo había acompañado.

 

—Candy... —su voz era profunda, y a pesar del ruido que los rodeaba, ella podía escucharla claramente—. ¿Todavía piensas en mí?

 

Candy lo observó, sin saber cómo responder. Los sentimientos que había albergado por Terry eran diferentes a los de Anthony. Con Terry había sentido pasión, dolor, euforia. Había sido un amor más complicado, pero no por ello menos real.

 

—A veces —admitió finalmente, bajando la mirada—. Pero ya no como antes.

 

Terry sonrió, esa sonrisa que siempre la desarmaba.

 

—Eso es bueno, Candy. Tienes que vivir tu vida. No me mires a mí, no mires atrás. Yo ya no formo parte de tu futuro.

 

Ella quiso replicar, decirle que él siempre tendría un lugar en su corazón, pero en ese momento, una ráfaga de viento lo envolvió, y su figura comenzó a desvanecerse, al igual que la de Anthony antes que él. Ambos amores, tan diferentes, se desvanecían en el horizonte de sus recuerdos, dejándola sola en la vasta extensión de su sueño.

 

Candy sintió un peso en el pecho, una mezcla de tristeza y alivio. Sabía que ese sueño no era casual. Su mente estaba intentando decirle algo: que debía seguir adelante. Que aunque esos amores formaban parte de su pasado, no podían seguir definiendo su futuro.

 

---

 

De repente, Candy despertó sobresaltada. La luz de la luna iluminaba suavemente la habitación, y por un momento, se quedó quieta, tratando de procesar lo que acababa de soñar. El corazón le latía con fuerza, y sus ojos aún estaban húmedos por las lágrimas que había derramado en el sueño.

 

Se levantó de la cama y se dirigió a la ventana. El aire nocturno era fresco, y al mirar hacia el cielo, lleno de estrellas, sintió una paz extraña. Tal vez Anthony y Terry, de alguna manera, siempre estarían con ella, pero también sabía que ese sueño era una señal de que debía vivir su presente.

 

Respiró hondo, dejando que el aire le llenara los pulmones. El Hogar de Pony seguía en silencio, como si el mundo no se hubiera dado cuenta de la tormenta interna que acababa de experimentar. Pero para Candy, algo había cambiado. Esa noche, algo se había soltado dentro de ella.

 

A lo lejos, el sonido de un reloj dio las tres de la madrugada. Sabía que debía volver a la cama, pero no podía evitar quedarse un rato más, mirando las estrellas, sintiendo que algo en su vida estaba cambiando.






Todos los derechos reservados de la obra
CANDY CANDY
Pertenecen a sus respectivas autoras y editoriales
© Yumiko Igarashi · Keiko Nagita · Kodansha, Ltd. & Toei Animation Co., Ltd.
Japón 1975
 
 

 
 
UN NUEVO AMANECER PARA CANDY
El legado en sombras
 
Es una idea original de
© José Antonio Godoy Rivero [Tsukino]
España 2003 / 2014
 
Novelización
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